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Manuel Guzman Hennessey COP16

Manuel Guzmán

Hennessey

22 de agosto 2024

Cultura y biodiversidad

El ministro habló de biocultura, un concepto renovador que puede rehacer el vínculo fallido entre la vida y el pensamiento civilizatorio.

Un poeta irlandés dijo a finales del siglo XIX: las cosas se desmoronan, el centro no puede resistir (William B. Yeats). Un siglo después, un científico complementó: algunas veces ese desmoronamiento puede señalar un punto de bifurcación debido a que existen allí energías afirmadoras de vida (Theodore Roszak). Ese siglo, el XX, sirvió para que comprobáramos que, efectivamente, las cosas inherentes a la vida podían desmoronarse si nos extralimitábamos. El siglo XXI marca el punto de bifurcación. O recuperamos la vida o conoceremos su desplome.

No es Roszak el único que habla de esto. El Tellus Institute viene trabajando sobre escenarios de bifurcación desde 1995. En 2002 escribieron un resumen: Great Transition: The Promise and Lure of the Times Ahead; y en 2003 lanzaron la iniciativa The Great Transition, una red internacional para la exploración crítica de conceptos, estrategias y visiones para una transición hacia un futuro de vidas enriquecidas, solidaridad humana y una biosfera resiliente.

En 2022 se dieron a la tarea de revisar sus predicciones y encontraron que los escenarios podían ser más catastróficos que los de 1995. He pensado en estos datos porque esta semana el Foro Nacional Ambiental tuvo el acierto de incluir la reflexión sobre la cultura en los foros sobre biodiversidad que se llevan a cabo como preparación para la COP16. Allí el ministro Juan David Correa se hizo una pregunta: ¿por qué sucedió todo esto? A pesar de que sabemos que debemos buscar la respuesta en la cultura, no se habla de esto en las COP; se habla, sí, de las 280 actividades artísticas que reseña El País de Cali. Pero la cultura no es solo el arte, sino la plataforma colectiva mediante la cual nos explicamos y transformamos el mundo en que vivimos. Entonces su papel transformador debe cumplir una misión de revisión de los sistemas de creencias y valores que impulsaron el desmoronamiento de las cosas.

El ministro habló de biocultura, un concepto renovador que sin duda puede rehacer el vínculo fallido entre la vida y el pensamiento civilizatorio que hoy es necesario revisar y cambiar. Para aterrizar este concepto en los territorios no será necesario recurrir a pensadores de afuera, pues aquí, en Manizales, se construyó (en 1996) un modelo de investigación ambiental que Augusto Ángel llamó ecosistema-cultura. Energías afirmadoras de vida.

Publicado en El Tiempo https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/cultura-y-biodiversidad-3374338

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